La actividad minera que se da en el nordeste de RD Congo tiene como escenario conflictos armados en los que se mata, viola y aterroriza a la población. Estos grupos armados se financian a su vez extorsionando a las personas que sobreviven de la minería artesanal, extrayendo cobre, coltán o estaño. Estos minerales se transportan ilegalmente a Ruanda y Burundi, desde donde se incorporan al mercado internacional. La actividad minera que se da en Kananga, sureste de RDC, no está rodeado por el conflicto armando, pero miles de niños y personas adultas soportan situaciones insalubres y carecen de las medidas de seguridad más básicas en el desempeño de su labor extractiva. Desde 2002 empresas internacionales se están haciendo con las titularidades de las minas y desplazando a la población.