En plena guerra fría entre Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, por iniciativa propia, el general Jack D. Ripper, comandante de la base aérea de Burpleson, en los Estados Unidos, transmite a un grupo de bombarderos B-52 armados con misiles nucleares la orden de atacar objetivos militares de la Unión Soviética. Ripper cierra completamente la base de Burpleson y corta las comunicaciones con el exterior: A partir de este momento, los bombarderos utilizarán un código especial de transmisiones, la clave del cual sólo conoce Ripper. El presidente de los Estados Unidos es informado de la situación y, reunido en la Sala de la Gran Guerra con los máximos responsables políticos y militares del país, intenta encontrar una solución diplomática a un conflicto que puede provocar la destrucción del mundo.