1988, un grupo de mujeres jóvenes intercambia opiniones sobre diversos aspectos de la vida. Begoña Salas, pedagoga, ánima a las mujeres a estudiar y de esta forma poder desarrollar su capacidad crítica y su autonomía. María José Romero, economista, estimula a las mujeres para que realicen una carrera superior salvando los prejuicios tradicionales que las han excluido de las profesiones de mayor prestigio y remuneración. Celia Amorós, filósofa, opina que el trabajo remunerado es fundamental para la auto estima y expone que la maternidad y la profesión son dos condiciones difíciles de compatibilizar. El cambio tiene que propiciarlo la Las mujeres tienen destinos propios.