A través de los ojos de un joven oriental de turismo por Europa seguiremos los pasos de Francisco Javier. Javier y su grupo fueron primero a Venecia. Se ordenaron sacerdotes y trabajaron allí un año, predicando y ayudando a los enfermos. Se llamaban a sí mismos Compañeros de Jesús. Estaban esperando una oportunidad para cumplir el voto de ir a Jerusalén. Pero la guerra con los turcos lo hacía imposible. Así que finalmente decidieron ir a Roma y preguntar al Papa qué debían hacer. Ignacio y sus compañeros se arrodillaron ante el Papa Paulo III. Les dijo que se olvidaran de ir a Jerusalén; en Italia había mucho que hacer. Las palabras del Papa les ayudaron a decidir convertirse en una orden religiosa. Era 1539. Hicieron un voto especial de aceptar cualquier misión que el Papa les confiara en cualquier lugar del mundo. Llegaron a convertirse en una de las más grandes órdenes misioneras de la Iglesia.