La clara frontera que separaba las ONGD y las grandes empresas transnacionales está desapareciendo a la misma velocidad con que se implantan los cambios surgidos del proceso de globalización. Algunas ONGD están experimentando una evolución hacia la lógica empresarial, dejando atrás una forma de hacer más asistencialista, para pasar a competir por un mercado de donantes de solidaridad en alza. Las grandes transnacionales también buscan un hueco en este mercado emergente, por lo que han inventado nuevas estrategias que se esconden detrás de la responsabilidad social corporativa con las que crean una pantalla de solidaridad sin variar actitudes y acciones que las comprometen frente al cambio de conciencia de muchos consumidores.