Durante el año 2008 las conclusiones del informe ponen el acento en denunciar el contexto político europeo que ha permitido y auspiciado el retroceso sin precedentes en el respeto y garantía de los derechos humanos. Se puede afirmar que las decisiones en torno a la política de migración europea fortalecen la xenofobia que se ha instaurado definitivamente, llegándose a la conclusión que todo vale en el ámbito de la inmigración, siempre que se haga en nombre del control flujos. Lo más preocupante es como esta vulneración y retroceso de derechos se realiza sin encontrar trabas de una oposición firme y se admite desde las posiciones políticas más reaccionarias y fascistas hasta desde aquellas que se autodefinen como progresistas.